martes, 12 de octubre de 2010

Adiccion y espiritualidad

Stanislav Grof


Stanislav Prof, M.D., P.H.D., es psiquiatra con experiencia de más de 30 años de
investigación sobre estados no ordinarios de conciencia inducidos por
substancias psicodélicas y varias técnicas sin drogas. Nació en Praga,
Checoslovaquia, donde también hizo sus estudios científicos -un grado M.D. en
la Escuela de Medicina de la Universidad de Charles y un grado P.H.D. en la
Academia Checoslovaca de Ciencias. Sus primeras investigaciones sobre el uso
clínico de drogas psicodélicas fueron llevadas a cabo en el Instituto de
Investigación de Praga, donde era el principal investigador de un programa
sobre el potencial heurístico y terapéutico del LSD y otras sustancias
psicodélicas. En 1967, fue invitado como miembro de investigación y clínico por
la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, MD. Al cabo de dos años decidió
quedarse en Estados Unidos y seguir su investigación como Jefe de
Investigación Psiquiátrica en Maryland y como profesor asistente en psiquiatria
en la Clínica Henry Phillips de la Universidad Johns Hopkins. En 1973, fue
invitado por el Instituto Esalen en Big Sur, Califomia, donde vivió hasta 1987 en
calidad de residente escolar escribiendo, dando seminarios y cursos, y
desarrollando con su esposa Christina, el Holotropic Breathwork, una forma
innovadora de psiquiatría experiencia. Fue miembro del Consejo de
Administración del Instituto.
Por ahora vive en MU Valley, CA, dirigiendo seminarios prácticos para
profesionales en trabajos de respiración holotrópica y psicología transpersonal
(Grof transpersonal training) y da cursos y seminarios en todo el mundo. Es uno
de los fundadores y jefes teóricos de la psicología transpersonal y Presidente
fundador de la International Transpersonal Association. En esta función ha
organizado conferencias internacionales en Estados Unidos India y Australia.
Quisiera tratar ahora el tema de las relaciones entre la espiritualidad y la religión.
Considero extremadamente importante que la diferencia entre ambas quede bien clara,
antes de proceder a considerar las conexiones entre ciencia y espiritualidad, ya que la
ciencia y la religión jamás se podrán sintetizar, pero resulta en efecto muy fácil el
sintetizar la ciencia con la espiritualidad. No debemos confundirnos y pensar que el
hecho que la investigación moderna sobre estados de consciencia y la psicología
transpersonal re-descubrieran la espiritualidad constituye un endoso a la religión
convencional; fue más bien sólo un re-descubrímiento de las experiencias espirituales,
tales como la experiencia de morir/renacer, de vidas anteriores, de unión con el
universo, de identificación con ciertos animales. Ya habremos visto durante la
demostración de respiración holotrópica que precedió a esta conferencia, el tipo de
experiencia que tuvieron algunos de los participantes, de identificación con la
naturaleza, con animales, y demás.
Estas experiencias frecuentemente traen con ellas información nueva sobre el tema
del que tratan: uno puede tener una experiencia transpersonal con un león, y como
resultado de ello aprender sobre los leones mucho más de lo que aprenderíamos
viendo una película o leyendo un libro sobre leones. O podemos tener una experiencia
"fuera de cuerpo" en la que viajamos y vemos lo que está ocurriendo en otra
habitación en este edificio, o algo que sucede a 200 millas de distancia; es decir, se
trata de experiencias válidas y legítimas que pueden acarrear con ellas un gran
volumen de información sobre el universo, que está más allá de lo puramente
intelectual y deben, en este sentido, ser tomadas en serio.
Ahora bien, este tipo de experiencia transpersonal frecuentemente ocurre en ámbitos
religiosos místicos, o en órdenes monásticas, cuyos integrantes practican por ejemplo
la meditación, pero no tienen que ver en absoluto con el Vaticano, 'Con jerarquías, con
sacerdotes; son experiencias válidas, muy personales e individuales, que son
perfectamente compatibles con la ciencia, como trataré de demostrar más adelante.
No deben ser confundidas con el dogmatismo, fundamentalismo, y ritual de las iglesias
convencionales, que son ajenas a la espiritualidad tanto como a la ciencia. Pero desde
el punto de vista de la psicología transpersonal se puede ver cómo existe y se produce
la distorsión: en la cuna de casi todas las religiones, yacen experiencias espirituales de
los fundadores, santos, o profetas, que constituyen la fuente original de esa religión,
pero más tarde, cuando surge una iglesia establecida, aparece una serie de otros
factores que producen una pérdida de la conexión con la inspiración original.
Steindl-Rast, de quien ya hablé anteriormente, compara esto con un volcán: la
inspiración espiritual original constituye la magma volcánica ardiente, donde todo está
vivo Removiéndose, mientras que la iglesia convencional que sigue, constituye la
corteza de lava ya fría, que alguna vez fue algo, pero es ahora una cosa muy distinta.
Así es cómo as iglesias convencionales fomentan unión entre aquéllos que son sus
miembros, pero también fomentan divisiones en el mundo, entre sus feligreses y
aquéllos que no lo son: cristianos y paganos, hindúes y musulmanes, lo que lleva a
guerras religiosas y otros conflictos similares.
Cada una de las iglesias establecidas tiene ramas místicas: los místicos cristianos, los
Sufi dentro del Islam, la Cábala y el Hasidismo dentro del Judaísmo, y en estas ramas
sus practicantes buscan la experiencia directa con la divinidad, usando técnicas tales
como la meditación, el baile, la respiración, que los llevan a experimentar la realidad
divina. Esto es lo que enfoca la psicología transpersonal, que no se interesa en la
religión, ni en cosas tales como las Cruzadas o la Inquisición, más relacionadas a
cuestiones de manipulación, control y poder, de interés para los historiadores, que, no
tienen nada que ver con la espiritualidad. Incluso es posible imaginarse una iglesia que
no tenga nada que ver con la espiritualidad, es más, que constituya un obstáculo
activo en contra de la verdadera espiritualidad. Carl Gustav Jung escribió que la
función de la mayor parte de las iglesias establecidas es la de proteger al público de
una experiencia directa con Dios.
Un amigo mío, Walter Houston Clark, profesor muy conocido que ha escrito un texto
sobre la psicología de las religiones, después de 20 altos de enseñar el tema, tuvo
finalmente una experiencia mística, y pudo comprender de qué se trata aquello sobre
lo que ha estado escribiendo durante tantos años.
Se podría comparar lo que sucede en iglesias convencionales con una vacuna: uno va
a la iglesia el Domingo y recibe una vacuna para protegerse de la experiencia real. Ud.
va con sus niños el Domingo a la iglesia y puede llenarse de espiritualidad falsa
condenando a sus vecinos que no han ido.
La espiritualidad requiere experiencia directa de la dimensión divina. Y hay dos
grandes tipos de experiencias espirituales: la primera es de espiritualidad inmanente,
es decir, donde todo aparece como normal, los árboles, las personas, el cielo, las
flores, las sillas alrededor aparecen como tales, pero en cierto sentido todo aparece
profundamente transformado, como si los bordes se derritieran, todo aparece
intensamente vivo, todo está integrado en un solo campo de visión y de energía
creadora, y aún lo más banal es creación divina, creación de una inteligencia cósmica,
pero nada es añadido ni nada se transforma excepto nuestra propia percepción de ello.
Una comparación sería la de estar contemplando una pantalla de televisión en blanco
y negro, y en la cual aparecieran súbitamente los colores.
La segunda es la de espiritualidad trascendente, donde aparece algo radicalmente
distinto, tal como una visión de la Virgen María, o de Kali, o del paraíso terrestre, o se
ve una luz divina, como frecuentemente sucede en casos cerca de la muerte. Estos
son los dos tipos de experiencias místicas que nos interesan.
Las "aperturas " espirituales vienen en dos clases. Una es, por ejemplo, en casos de
depresión, frustración y desaliento, un estado de crisis donde no vemos ninguna salida
y estamos a punto del suicidio, cuando algo sucede súbitamente, y trascendemos la
crisis, como una especie de muerte del ego. Existe otra posibilidad donde, por ejemplo,
vamos flotando en una balsa en el Río Colorado, viendo las bellísimas formaciones
rocosas en el Gran Cañón y, de pronto, no podemos distinguir dónde termina la balsa
y dónde empieza uno mismo, no podemos separarnos de las rocas ni del cielo, y
tenemos una sensación de universalidad y de unión con todo lo que nos rodea. Esto le
puede ocurrir a artistas en la escena, a personas escuchando música, o a visitantes a
lugares como el Taj Majal, etc.
Estas son las experiencias que Maslow denominó "experiencias cumbres", y que
tienen mucho que ver con la adicción y con la cura de la adicción, ya que para muchos
alcohólicos adictos éstas pueden ocurrir en los lugares más insospechados. Bill Wilson
estaba en el hospital en medio de una crisis severa y ésta es la descripción de lo
acontecido:
"Ahora, no tenía nada delante de él que no fuese la muerte o la locura, éste era el final,
el punto donde iba a tomar el salto final, la oscuridad amenazadora era total para él, y
en su desesperación y desvalidez, gritó: !Haría cualquier cosa, lo que fuese, por
salvarme! Había llegado a un estado de entrega total, y exclamó: !Si es que existe un
dios, que se deje mostrar! Y el propio Bill entonces describe: Súbitamente mi
habitación se vio invadida por una luz increíblemente intensa, mientras yo me llené de
un éxtasis indescriptible, me vi situado en la cumbre de una montaña donde soplaba
un viento no de aire sino de espíritu, que se introducía a través de mí en grandes
ráfagas y me vino un pensamiento incontrovertible: =eres un hombre libre! Me invadió
un sentimiento de gran paz y me sentí intensamente al tanto del momento presente,
que se me hacía constituido por un mar de puro espíritu. Estaba acostado en las
riberas de un nuevo mundo, y por primera vez sentía que pertenecía a él. Supe que
podía amar y ser amado".
Después de este punto, jamás volvió a tomar alcohol.
Esto es un ejemplo del énfasis que el movimiento Alcohólicos Anónimos tuvo
originalmente sobre la experiencia directa. Después vino lo que William James llamo la
"variación educacional", refiriéndose al cambio producido menos dramáticamente y
más lentamente a través de prácticas cotidianas.
Para resumir, el afán hacia la trascendencia espiritual es una tendencia muy
importante en el ser humano,'algo así como el deseo de sexo, pero mucho más
profunda y fundamental; y, de alguna manera, la adicción tiene mucho que ver con
esta tendencia, como si se tratara de una manifestación distorsionada, irreconocible,
de esa tendencia fundamental. Muchos participantes en nuestros programas de
respiración holotrópica, después de experimentar este tipo de experiencia espiritual,
afirman que era eso precisamente lo que estaban buscando, no alcohol o heroína, que
implican una especie de caricatura con disminución de claridad o intelecto, sino
precisamente este tipo de experiencia espiritual, que conlleva sentimientos de paz,
riqueza de percepciones cósmicas, claridad y serenidad.
Entramos ahora en la última parte de mi presentación, que será breve, aunque
requeriría casi toda una conferencia, como hice hace poco en Bombay, es decir, la
convergencia entre la ciencia y la espiritualidad. Mi propio libro sobre esto se titula
"Beyond the Brain". Así que la ciencia occidental, mecanicista y materialista, no sabe
distinguir entre la espiritualidad y la religión. Las grandes filosofías espirituales, tales
como el Yoga, el Vajrayana tibetano, el Taoísmo, o el Sufismo, serían tratadas todas
como una sarta de supersticiones folklóricas o de boberías fundamentalistas, sin poder
discernir que se trata de algo muy distinto. Igualmente, incluso en psiquiatría, la
ciencia tradicional no sabe distinguir entre misticismo y psicosis, así que cualquier
experiencia directa de la dimensión espiritual será vista como algo patológico, como
una psicosis, a ser tratada típicamente con medicamentos. Se ha escrito una serie de
artículos y trabajos sobre cuál debería ser la diagnosis psicopatológica correcta de
individuos tales como Jesús, Mahoma, o Maharsi, o Aurobindo hay publicaciones
antropológicas sobre los desaikstes y de lo que se debe hacer con los shamanes, si
son sicóticos ambulantes, o esquizofrénicos, o histéricos, o epilépticos-. Frank
Alexander, eminente psicoanalista, ha descrito la meditación como una forma artificial
de la catatonia, como si uno no debiese meditar a no ser que tenga un temperamento
patológico. Así que la espiritualidad, desde el punto de vista de la ciencia occidental
tradicional, se consideraría un caso de educación deficiente, información deficiente,
Inhabilidad para comprender el mundo material en el que no existe espacio para el
espíritu, algo relacionado con la superstición, y si ocurre en personas de alto nivel
intelectual, sería considerado una patología, algo no resuelto en temprana edad que
ha quedado pendiente, así que pensar en Dios que existe una relación defectuosa con
nuestro padre sanguíneo. Y una experiencia espiritual directa, sería interpretada como
patología severa.
Este tipo de enfoque presenta grandes problemas porque, en primer lugar, se ignora la
observación y experiencia personal en las situaciones transpersonales. Si se usa este
enfoque, tenemos que afirmar que este tipo de experiencias transpersonales
sencillamente no existen en nuestro universo. Esto sucede frecuentemente en el caso
de las experiencias fuera-de-cuerpo, donde existe amplia evidencia sobre personas
que se encuentran, por ejemplo, cerca de la muerte, acostadas con los ojos cerrados,
mientras un equipo médico trata de salvarlas o resucitarlas, y entonces su conciencia
se separa, y la persona ve a su propio cuerpo desde cierta distancia, quizás desde
cerca del techo, o puede ver cosas que suceden en otra habitación o a 200 millas de
distancia, y que después, cuando resucitan, la conciencia regresa al cuerpo y la
persona puede narrar lo que vio. Incluso existen casos documentados de personas
que pudieron ver esas escenas o acontecimientos ópticamente a todo color, siendo
médicamente ciegas, y que cuando regresaron o resucitaron volvieron a su estado de
ceguera original. Esto representa desde luego un desafío a la sabiduría científica
convencional. Todo aquél que haya sido entrenado en un sistema Cartesiano-
Newtoniano naturalmente negará que este tipo de experiencia pueda existir en este
tipo de universo. Pensará que habrá habido algún error. Hay una gran necesidad de
negar su existencia por el temor subliminal de que, si se cree en ellas, todo el sistema
convencional en el que creemos se vendría abajo. Es preferible ignorarlas y junto a
ello ignorar el rol de la conciencia en relación con la materia. Muy pocos están
dispuestos a enfrentarse a estas preguntas.
Así que la única forma que tienen para enfrentar esta situación es simplemente
eliminar el campo completo de las experiencias transpersonales como objeto digno de
estudio. La mera afirmación que hace la ciencia moderna occidental de que la materia
constituye la única realidad en el universo, es de por sí imposible de demostrar.

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