martes, 12 de octubre de 2010

Sexualidad en la recuperacion

Carlos Pérez Irueste


En la estruendosa atmósfera que tipifi ca una discoteca u otro
punto de reunión para el reventón se ubican muchísimos jóvenes
experimentando sus deseos sexuales, de amor, de pareja y de carrera.
Ellos deben enfrentar varias experiencias sobre su personalidad, carácter,
valores, temores e inquietudes, pues están formando una identidad nueva,
escindida de los valores y las expectativas de sus familiares.
En este mundo donde el consumo de sustancias enmarca el desarrollo
de los jóvenes, las falsas creencias sobre los efectos de las drogas en la
respuesta sexual conduce a los adultos jóvenes y a los adolescentes a
consumirlas para darse valor, para que la mujer ponga menos resistencia,
para superar la ansiedad, para tener mejores fantasías, para hacer más
poderosa la erección, más intensas las sensaciones y para motivarse más.
Con varias de estas creencias irracionales se entabla el contacto
interpersonal afectivo, en un estado de anestesia que impide conocer
bien las capacidades propias, pues éstas se pierden por la oscuridad de
los centros nocturnos, los tamborazos estridentes, las fantasías sobre
las grandes conquistas de los mayores, las noches en los raves, discos,
bares, cantinas, fi estas, y burdeles; todo esto coincide en facilitar los
contactos íntimos. El contacto íntimo con lubricantes tóxicos en la
inmadura mente de los adolescentes puede llevarlos a creer que su éxito
está atribuido a las drogas y no a sus encantos naturales. Así llegan a
la vida adulta, sin la oportunidad de aprender de la experiencia. Cuando
se enfrentan a la necesidad de abandonar el uso de drogas, uno de sus
más grandes miedos es: ¿qué pasara con mi vida sexual e interpersonal?
Como resultado de su inexperiencia en las relaciones sobrias, tenderán
a la recaída cuando se enfrenten a una oportunidad de encuentro sexual
sin estar intoxicado.
2
más artículos en: www.infoadicciones.net
Víctimas de las falacias y la costumbre de anestesiar las primeras
experiencias sexuales, las relaciones en abstinencia se convierten en sesiones
de mucha frustración, con impotencia eréctil, anorgasmia, eyaculación
precoz, impotencia eyaculatoria o dispareunia, así como algunos otros
trastornos producto de la inexperiencia o el miedo. Con la fuerte carga
emocional que implica el inicio de la abstinencia y los fuertes estresores
psicosociales que invitan a la sedación, los obstáculos en la vida sexual e
interpersonal afectiva se tornan en un confl icto normal que debe resolverse
con educación y asesoría profesional, para que no se llegue a la recaída.
La mayoría de las personas que iniciaron en la adolescencia temprana su
adicción y acompañaron sus relaciones sexuales con drogas, sufren de este
tipo de problemas en la vida de abstinencia y de sobriedad. Los problemas
no son experimentados únicamente por el adicto, también su pareja sufre
de alteraciones y miedos frente a la nueva relación que se entabla con el
adicto en recuperación. Es normal que este miedo, en combinación con las
alteraciones de los inicios de la abstinencia, produzcan fallas en los primeros
encuentros. Esto no debe de desalentar a la pareja, es parte del proceso
de reeducación al que debe someterse el organismo y el aparato psíquico.
Con el tiempo y la práctica de conductas abstemias, y con la integración
de la nueva sensibilidad del aparato sexual, el adicto no sólo logra disfrutar
de las experiencias sexuales e interpersonales afectivas, sino incluso logra
trascender el grado de involucramiento y satisfacción que había conocido
intoxicado. La respuesta sexual en hombres y mujeres abstemios es mejor
que en adictos. Los estímulos eróticos, románticos y genitales se convierten
en sensaciones reales e intensas, acompañadas de mejor concentración y
participación, con el feliz resultado de orgasmos más plenos, experiencias
más responsables y sensaciones físicas y mentales duraderas.
En la prevención de recaídas y en el proceso de recuperación es de
suma importancia compartir nuestras dudas e inquietudes sexuales con
compañeros de terapia, terapeutas y si es posible con un padrino o madrina
que ya haya pasado por la recuperación. No hay razones para pensar que las
fallas serán constantes, son más bien la respuesta normal de un organismo
en busca de su equilibrio y sensación.
Hay una leyenda que nunca debemos de olvidar: si persisten las molestias,
consulte a su médico, pues las alteraciones físicas que la droga produce en
el sistema endocrino, cardiovascular, y la mala nutrición típica de los adictos,
también pueden alterar la respuesta sexual, por lo que nunca está de más
asistir a una consulta con el especialista y mantener un equilibrio constante
en nuestra alimentación, ejercicio, descanso y trabajo terapéutico. También
resulta fundamental procurar la calma y la serenidad. El estrés es enemigo
de la recuperación, y el agente más asociado a las disfunciones emocionales
y psicosomáticas en la rehabilitación.
Nadie necesita lubricantes externos en el ejercicio sexual, sólo necesitamos
amor y buena voluntad, con ello el equilibrio y la satisfacción están casi
garantizados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario