jueves, 14 de octubre de 2010

Alcoholicos Anonimos una solucion para el alcoholico

           Arturo Moreno
Durante mucho tiempo se ha buscado algo que pueda ayudar a la
solución del problema del alcoholismo. En 1785 encontramos los
primeros escritos médicos referentes al alcoholismo como enfermedad.
Así, el doctor Benjamin Rusch se refi ere a una odiosa enfermedad que
perjudica y esclaviza a los hombres. Entre sus ideas, destacan dos hechos
de singular importancia:
a] Que el alcohólico continuará bebiendo hasta morir, y
b] Que el alcohólico necesita ayuda para dejar de beber.
Rusch pedía en aquel entonces el establecimiento de asilos para
los borrachos, a los cuales quería llamar Casa Sobria, en donde se les
proporcionaría a los alcohólicos tratamiento dietético, trabajo, así como
ayuda moral y religiosa.
En 1788, el doctor Thomas Trotter se refi ere a la ebriedad como: “una
enfermedad producida por una causa remota, que da lugar a acciones y
movimientos en el cuerpo, y provoca trastornos en sus funciones”.
En 1826 Justin Edward funda la Sociedad Americana de la Temperancia. Y
sentenciaba con mucho acierto: “los borrachos, si no se reforman, morirán”.
En 1840 aparece un grupo llamado Los Washingtonianos, quienes
llegaron a reunir hasta 4200 alcohólicos; albergaban la esperanza de que
con alternativas de trabajo y apoyo psicológico, así como ayudando a otros,
se ayudaban a sí mismos.
Posteriormente aparecen otros movimientos más, como lo fueron Los
Hijos de la Temperancia y los Buenos Templarios.
En 1830 Samuel Woodward señaló que los alcohólicos eran confi nados
como criminales y locos, y que eran dignos de mejor suerte.
Artículo publicado en la revista LiberAddictus.
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En 1846 se abre en Nueva York el primer asilo para los ebrios. Algunos
más abrieron sus puertas, pero fracasaron por tener problemas en su
fi nanciamiento.
En 1870 se funda la Asociación para el Estudio y la Cura de la Embriaguez,
y publica sus resultados en una revista llamada Diario de la Embriaguez,
que además contenía un directorio de los asilos para alcohólicos.
En 1890 Lewis Duncan M. trató e investigó sobre 4 633 casos de
alcoholismo, y sus observaciones fueron publicadas en la revista Anales de
la Asociación Médica Americana.
Se menciona que para el año de 1902 había en Estados Unidos más de
cien instituciones para el tratamiento de este problema.
Existían también una gran variedad de curas caseras o tomas para
ayudar a reformar al alcohólico. Una de ellas fue el famoso Tónico Parker.
Muchas de estas medicinas fueron analizadas por el Consejo de Salud de
Massachusetts en 1890, encontrándose que todas ellas contenían alcohol
en mayor o menor proporción.
El doctor Leslie Keeley desarrolló un método para la cura del alcoholismo
en base a un biclorito de oro. Este se administraba al paciente durante
cuatro o seis semanas, al mismo tiempo que se le proporcionaba un soporte
de ayuda grupal. En 1898 el Instituto Keeley tenía una membresía de 30
513 miembros, repartidos en 370 ligas locales.
Hace cincuenta y nueve años, el 10 de junio de 1935, nace el movimiento
de Alcohólicos Anónimos en la ciudad de Akron, Ohio, en Estados Unidos.
Debemos tomar en cuenta que Alcohólicos Anónimos es la síntesis de
conceptos médicos y religiosos. En el año de 1950 la Organización Mundial
de la Salud ordena al Consejo de Enfermedades Mentales que investigue y
defi na qué es el alcoholismo. En su próxima reunión en 1953, se defi ne que
el “alcoholismo es una enfermedad incurable, progresiva y mortal”.
En 1960 el doctor Jellineck publica su famoso artículo El concepto del
alcoholismo como enfermedad, que sirvió para que se sentaran las bases
para que los profesionales de la salud se interesaran en el problema.
Así, vemos cómo importantes médicos han contribuido con sus puntos de
vista para que el programa de AA sea diseminado y conocido por diferentes
grupos médicos. El doctor Duncan Silwort; el psicólogo Carl Gustav Jung;
el médico neurólogo Foster Kennedy, quien mencionó: “la profesión médica
debe reconocer este magnífi co recurso terapéutico”.
El doctor Kirby Collier y el doctor Harry Tiebout ponen en contacto a
Alcohólicos Anónimos con la Asociación Médica Norteamericana en 1946.
En 1949 la Asociación Siquiátrica Americana pidió a Alcohólicos Anónimos
que presentara una ponencia; ésta se encuentra en el folleto Tres charlas
a sociedades médicas. En 1951 se otorgó a Alcohólicos Anónimos el premio
Lasker por la Asociación Norteamericana de Salud Pública.
También es digno de mencionar que para el crecimiento de Alcohólicos
Anónimos han participado varios ministros religiosos como son el Padre Edward
Dowling y el Reverendo Sam Shoemaker, así como la Hermana Sor Ignacia.
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Alcohólicos Anónimos es el eslabón perdido de una serie de acontecimientos
que ya habían venido sucediendo de manera aislada en la medicina y en la
religión. Para complementar esta base piramidal hacía falta la experiencia y el
sufrimiento del enfermo de alcoholismo para completar este triángulo.
El programa de Alcohólicos Anónimos está basado en Doce Pasos que
van a servir para la recuperación del alcohólico. Estos pasos a su vez se
pueden resumir en Cinco Conceptos Básicos, que son los siguientes:
I] Admitir el alcoholismo.
II] Análisis de la personalidad y catarsis.
III] Reajuste de las relaciones interpersonales.
IV] Convencimiento de un Poder Superior o Factor X que puede
devolver el sano juicio.
V] Trabajando con otros.
I. Admitir el alcoholismo. Este concepto está implícito en el Primer Paso,
en donde se hace mención de que por el alcoholismo se ha llevado una vida
ingobernable. En los albores de Alcohólicos Anónimos, se pensaba que el
alcohólico para iniciar un proceso de recuperación tenía que haber tocado
fondo, es decir, haber arrastrado una serie de sufrimientos para aceptar
que se era un alcohólico. Actualmente sabemos que eso ya no es necesario,
ni tampoco que ese individuo haya llegado a una edad determinada para
poder considerarlo como alcohólico, basta con darse cuenta de que el
alcohol está ocasionando problemas en cualquier área de su vida, bien que
se ha perdido la habilidad para manejar los tragos.
El alcohólico debe estar consciente de que padece una adicción física, que
conforme va progresando lo hunde cada vez más, que conforme se va bebiendo
más cada día, también se disfruta menos en la vida; se pasa de desear un
trago a una verdadera necesidad. Se llega a un momento en que parece que
el alcohol lo cura todo; aquí se presenta un problema, el alcohólico se siente
enfermo cuando deja de beber. Es posible que el cuerpo esté a punto de la
muerte física debido al daño alcohólico, pero la mente desea una copa más.
El alcohólico debe estar consciente de que cuando bebe, en el interior de su
cuerpo se desarrolla una enfermedad física, y que la única manera de poder
detener esa obsesión mental y compulsión física es admitiendo y aceptando
que se tienen problemas al establecer contacto con el alcohol, y que esto no
se puede resolver aun cuando se tomen medidas coercitivas.
Cuando se admite que se es alcohólico, un proceso de recuperación
física se inicia, una reformación anímica eleva al alcohólico a continuar
superándose cada día una sola vez, e ir en búsqueda de horizontes que de
andar bebiendo ni siquiera se sueña que existan. Para esto es necesaria la
aceptación alma adentro de este Primer Paso.
II. Este Segundo Concepto Básico de Alcohólicos Anónimos menciona
sintéticamente que al alcohólico se le hace necesario llevar a efecto un
exhaustivo análisis de su personalidad y realizar una catarsis.
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La medicina menciona sobre este aspecto que el alcohólico debe ser analizado
y llevar a efecto una completa y honesta catarsis o confesión mental.
La religión recomienda que el alcohólico debe hacer un riguroso examen
de conciencia, realizar un inventario moral y someterse a un franco
autoexamen, para después poder realizar la catarsis de lo encontrado.
En los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos observamos que esto se
encuentra en los Pasos Cuarto y Quinto, que son parte medular para que el
alcohólico logre a través de ellos un soporte con bases fi rmes, para llegar a
conocerse a sí mismo. El alcohólico al llegar a estos pasos debe de someterse
y estar dispuesto a investigar todas aquellas condiciones y motivaciones
que lo llevaban a ingerir el primer trago. A través de este concepto y de
estos Pasos, el alcohólico va a conocer su verdadera personalidad y los
trastornos de la misma desde que tiene uso de razón. Está demostrado el
día de hoy que gran parte de los trastornos de la personalidad que aquejan
al alcohólico han sido ocasionados por traumas durante su infancia, a veces
en esa relación paterno-maternal. Se sugiere que el paciente haga por
escrito una relación lo más estricta posible de todo aquello que recuerde
desde su niñez hasta la edad adulta. Para ello en ocasiones es necesaria
la práctica de algún retiro espiritual para confrontarse a sí mismo;
seguramente encontrará heridas dolorosas que volverán a sangrar, que
pueden ocasionarle profundos dolores espirituales, pero debemos recordar
que el dolor es la piedra angular para el crecimiento espiritual.
Ese inventario moral reviste capital importancia para que el alcohólico
alcance su sobriedad. Cuando éste llega a la aceptación de sus problemas
y se da cuenta de que éstos son tan serios que le pueden llegar a causar la
muerte más tarde o más temprano, de que el alcoholismo es una forma de
suicidio lenta pero segura, es cuando debe proceder a hacer una evaluación
de su problema.
Este análisis debe de comprender desde antes de sus inicios en el
alcoholismo, así como su vida en la actividad alcohólica. Cada vez que
siente la necesidad de beber, que escribe su estado de ánimo en esos
precisos momentos, qué y cuáles son sus sentimientos respecto a la vida,
qué ambiente está pasando en ese instante y qué cosas le gustaría modifi car
a cambio de un trago.
El Quinto Paso, comprendido en este Concepto, menciona el hecho de
que el alcohólico debe admitir ante sí mismo y ante otro ser humano, la
naturaleza de sus faltas, es decir una vez conocidas las fallas habrá que
confesarlas, realizar esa catarsis frente a una persona a la que se considere
con capacidad moral y espiritual para entender el problema. Esto es tan
importante que se vuelve a mencionar en el Décimo Paso.
Una vez que se ha realizado la práctica de este Cuarto y Quinto Paso, el
alcohólico va a sentirse reconfortado y va a descubrir la verdadera alegría
de vivir sin alcohol.
III. El Tercer Concepto menciona: “Hacer un reajuste en las relaciones
interpersonales”. Sobre este particular la medicina sugiere que graves
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defectos de la personalidad deben ser eliminados, a través del exacto
conocimiento de sí mismo, y un reajuste sincero de la realidad. En tanto que
la religión menciona que: “los defectos de carácter o pecados pueden ser
eliminados adquiriendo más honestidad, humildad, tolerancia, generosidad
y amor, eliminando el egoísmo”.
No se concibe la vida de un alcohólico que siga atormentándose por el
daño que pudo haber llegado a causar en primer lugar a aquellos seres que
más quiere; si realizó algún tipo de daños no tanto físicos sino espirituales
durante su actividad alcohólica, es que no estaba consciente de ellos, no
fue culpable, pero cuando ha empezado un proceso de recuperación tiene
que darse cuenta de su incorporación a ese sitio que perdió.
Debemos estar conscientes de que el alcoholismo es una enfermedad
compleja, que el beber de una manera anormal es un síntoma de mal
ajuste personal en la vida; el alcohólico es extremadamente sensible,
emocionalmente inmaduro, es exagerado en sus exigencias con los demás
y para con él mismo, y ha fracasado en el ideal de la perfección. Al no
cumplirse esos sueños, se escapa de la realidad para refugiarse en una
botella de alcohol, y ni siquiera los más grandes desastres ni el temor a la
muerte o a la locura le hace detener esa obsesión mental y compulsión física
por beber, y cometer esos daños a esos seres que dice él más querer.
Es a través de este Tercer Concepto como se puede llegar a sensibilizar
este problema, y esto lo podemos encontrar en el desglose de los Pasos
Octavo y Noveno. El alcohólico debe estar plenamente convencido de que
habrá cosas que no se van a poder reparar jamás, pero a través de un
cambio de juicios y de actitudes es probable que lo logre. Se debe ser
persistente en este Concepto, se debe buscar y tratar de imponer un cambio
en el estilo de vida, si se quiere salvar la vida y la de aquellos que se llegó
a lesionar con el alcohol.
IV. El convencimiento de la existencia de un Poder Superior es el
enunciado de este Cuarto Concepto. Sobre este particular la medicina dice
que el alcohólico-neurótico se retira de la vida, es el retrato de la angustia
y la anormal autopreocupación, que se aleja del rebaño humano.
La religión afi rma que el problema básico del alcohólico es la preocupación
por sí mismo. Lleno de terror y egoísmo ha olvidado el concepto de
hermandad entre los hombres. Tan grave es este deterioro que el alcohólico
se ha olvidado hasta de su creador, se le borra y se le pierde de su mente
toda imagen de Dios.
Alcohólicos Anónimos le da la oportunidad de no creer en Dios,
simplemente le dice que ponga su vida y su voluntad al cuidado de AA. Muchos
alcohólicos recorren el camino de la fe sin fe. La fe es creer, es verdad,
en una capitalización de la experiencia de los demás. Bienaventurados los
perezosos porque ellos encontrarán formas más fáciles de hacer las cosas.
Bill escribió una carta en la cual decía lo siguiente: “¿Hasta dónde debe el
alcohólico buscar su dependencia de Dios? Es un asunto que no corresponde
defi nir a AA. Si el alcohólico está en una religión, si está en ésa o en aquélla,
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no le concierne para nada a AA, yo no creo que esto le concierna a algunos
de los miembros. Eso es asunto de Dios”.
Esta tendencia a creer en un Poder Superior como cada quien lo conciba,
se empieza a observar desde el Segundo Paso, el Tercer Paso ya se refi ere
específi camente a ese Poder Superior, el Quinto Paso refi ere tratar de
admitir ante ese Poder Superior todas nuestras faltas, el Sexto Paso dice
que lo dejemos todo a Dios para que los defectos de carácter desaparezcan.
Lo mismo menciona el Séptimo Paso, ya que a través del Undécimo Paso,
a través de la oración y la meditación, se va a tener un contacto más
consciente con El.
Se menciona que el alcohólico tiene que sufrir un proceso de conversión.
Al respecto, escribe William James: “Convertirse, regenerarse, recibir la
gracia, experimentar la religión, adquirir seguridad, todas esas frases
denotan el proceso, repentino o gradual, por el cual un yo dividido hasta
aquel momento, conscientemente equivocado, inferior e infeliz, se torna
unifi cado y conscientemente feliz, superior y correcto, como consecuencia
de sostenerse en realidades religiosas”. Esto es lo que en términos generales
signifi ca conversión, creemos o no que se precisa una actividad divina y
directa para provocar ese cambio moral.
Existen personas que han hecho de esta parte del programa como que en
Alcohólicos Anónimos se evangeliza, o bien que se trata de que el alcohólico
se le va a introducir a una religión determinada.
Es necesario hacer hincapié en que cualquier alcohólico que admita que
tiene problemas en su manera de beber puede considerarse un miembro
de Alcohólicos Anónimos. Sin tener que observar ningún tipo de creencias
religiosas. Todo el programa de Alcohólicos Anónimos es sugerido.
V. El último y Quinto Concepto básico no deja de ser menos importante que
los anteriores. Se refi ere específi camente a trabajar con otros alcohólicos.
La medicina hace mención de que el alcohólico tiene que encontrar a través
de un proceso de recuperación ocupaciones diferentes, actividades sociales
o bien encontrar un hobby que llene su vida en lugar del alcohol. En tanto
que la religión hace mención de que el alcohólico debe aprender el poder
curativo de un nuevo afecto, servir a los hombres como a Dios. Debe perder
su vida para encontrarla, debe buscar olvido del Yo, al servicio de los demás,
pues la fe sin obras es letra muerta.
Esta idea de trabajar con otros o pasar el mensaje, como se dice en
Alcohólicos Anónimos, ya se había estado practicando desde 1840 con los
Grupos Washingtonianos, porque ayudando a otros se ayuda a sí mismo.
En Alcohólicos Anónimos esto lo observamos en la última parte del
programa, o sea en el Paso Doce, en el cual se menciona que “una vez
obtenido un despertar espiritual” se estará capacitado para llevar este
mensaje al alcohólico que sufre.
Para trabajar en esta parte del programa no se piense que Alcohólicos
Anónimos va a absorber por tiempo completo al alcohólico recuperado. Esto
se va a lograr cuando del alcohólico brote ese espíritu de servicio, y cuando
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se dé cuenta de que al dejar de beber en Alcohólicos Anónimos ha contraído
un compromiso de responsabilidad, y que tiene una deuda de gratitud para
con aquellos que le han salvado la vida.
Pasar la dádiva o el mensaje se puede hacer de diferentes formas, de
una manera directa de alcohólico frente a otro, o bien a través de todos los
comités de servicios que existen dentro de la agrupación.
Para sintetizar, estamos conscientes de que en Alcohólicos Anónimos
tratamos de tener presente que jamás podremos tocar sino una parte del
problema total del alcohol. Alcohólicos Anónimos es el lazo de unión entre
la medicina y la religión, el eslabón tanto tiempo buscado en la cadena de
recuperación del alcohólico.
El programa funciona, y debe decirse que cualquiera que sea este
misterioso proceso, ciertamente ha dado buenos resultados, y para el
alcohólico que está en el camino que conduce al manicomio o al cementerio,
cualquier cosa que dé buenos resultados, debe ser digna de tomarse en
cuenta.
Nota
El doctor Arturo Moreno es Médico general egresado de la UAP, exmédico
Forense del 2° distrito de Morelos. Diplomado por el Cesaal (Centro de
Estudios Sobre el Alcohol y el Alcoholismo) y es miembro del Conadic de
Morelos.                       

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